martes, 23 de octubre de 2007

Cornudo

Y en cuanto a mí se refiere, me parece que es mejor ser cornudo que haber muerto.
(Moliere)


“No quiero saberlo” dice el cornudo razonable.

“Te mataré a ti y a él contigo”, dice el cornudo intransigente.

Los cornudos intermedios ---los más numerosos--- no se lo creen.

“Señores, lo son ustedes en un 34%”, decía el profesor Kinsey a los americanos. Este porcentaje sería muchísimo más elevado en Francia.

De cada tres maridos cornudos, dos lo ignoran, siempre que se pueda calificar con este término sonoro toda la pirueta femenina.

En realidad, las mujeres no engañan a sus maridos sino para encontrar en otra parte algunas sensaciones que su cónyuge no sabe ofrecerles.

No creamos que vamos a superar nuestro papel.

Un amante de paso no pasa de ser un helado de chocolate para una burguesa bien vestida y alimentada en otra parte.

Y si se consideran las dificultades que supone el oficio de amante, lo precario de la situación, con sus fatigas y poco porvenir, se puede afirmar con toda razón que el verdadero cornudo de la historia es el amante.

Entre todos estos cornudos que se desconocen, las mujeres pasan con aire majestuoso.

Del Libro DM

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